El artista Jesús Nieto presenta en el Teatro de la Abadía ‘RONEM RAM’, es una instalación de ficción especulativa que reflexiona sobre la crisis climática a partir del actual colapso medioambiental del Mar Menor, en el campo de Cartagena.
La pieza es un organismo vivo que se mueve entre la realidad y la ficción para imaginar y especular escenarios medioambientales y humanos posibles en un futuro cada vez más próximo. Una experiencia teatral confinada para: 2 cámaras, 3 voces, una casa transformada y un montón de objetos e imágenes.
Jesús nos va introduciendo a esta pieza inmersiva utilizando lo sonoro como guía, descubrimos ecosistemas vivos y un mundo desconocido del que hace al espectador participe.
Después de acudir a esta obra, pudimos disfrutar de un encuentro online vía zoom, Jesús nos comienza contando cómo fueron sus inicios en el teatro cuánto menos inesperados, hace un resumen de su trayectoria y nos habla sobre sus procesos creativos y en concreto como fue crear esta pieza perteneciente a #TeatroConfinado, una iniciativa del Teatro de La Abadía, como respuesta de emergencia a una situación excepcional, contando así con experiencias teatrales en vivo y lograr de alguna manera, regar la sequía actual en las artes escénicas provocada por el confinamiento.
En conclusión, esta pieza y el hecho de haber podido realizar un encuentro online con el artista, es un ejemplo más de cómo podemos utilizar la tecnología tan presente en nuestra cotidianidad para crear y hacer que juegue a nuestro favor.
Collage creado por l@s alumn@s de Primero Regular de Dramaturgia de Cuarta Pared Escuela, a partir de las propuestas individuales inspiradas en el Movimiento del Surrealismo y los artistas españoles: Joan Brossa y Chema Madoz.
El contenido del siguiente vídeo son los trabajos realizados sobre Libros de Artista por l@s alumn@s de Primero Regular de la Escuela Cuarta Pared durante el confinamiento.
A partir de una idea de Paula Rodríguez de Segundo Regular, se estableció un «juego» de relevos al estilo «cadáver exquisito surrealista». El viaje de relevos se inició con una frase y a ella se fueron encadenando las siguientes respuestas peculiares del resto de participantes que han sido: Paula Rodríguez, Candela Martín, Susana Sanz Linares, Eva Gallego, Mila Lalli, Laura Hervic, José Antonio Ruiz, Beatriz Rivas y Ahinara Linares. Creando la siguiente pieza.
Ponerme música e improvisar, me saca de mis cuatro paredes, durante unos minutos…
Lorena Pérez – Primero regular – Mayo 2020
Libertad
Estás en tu cuarto, y piensas: “qué aburrimiento”. Das vueltas por todas las aplicaciones de tu móvil, sin saber qué hacer. Acabas, de alguna forma, en música. ¿Por qué no? Aleatorio, y justo tu canción favorita. Sientes cómo te llena, cómo te mueve, y antes de darte cuenta, estás bailando por toda la habitación. “Libertad”, piensas. Te imaginas en otro espacio, en otro lugar, en otro mundo. Libertad, lo llaman. ¿Y por qué no debería serlo? Tu cuerpo, al fin y al cabo, nota la diferencia, y se deja volar. Cuando vuelves a la realidad, ha pasado una hora, dos, una eternidad. Cuerpo y mente vibran, y sienten, y esa sensación te persigue durante todo el día. Piden más. Y tú, al final, te dejas llevar, y bailas más. Libertad.
Mila Lalli – Profesora de cuerpo en la escuela – Mayo 2020
Celebro la danza Celebro mi encuentro con el movimiento, el cansancio, el esfuerzo, la libertad, el soltar, dibujar, jugar, fluir De dentro hacia afuera, del mundo hacia mí Celebro la danza energía del cuerpo, del sentirme una, del estar en mí. Celebro la danza y me hago a un lado, para poder escuchar Celebro la danza sin ego, sin virtud, sin adorno Celebro mi cuerpo Mi cuerpo en el silencio de la danza que me recuerda que estoy Celebro ésta danza entre las hojas a través de mi ventana y mi mirada en calma Celebro a la naturaleza que baila por todos los cuerpos condenados. Confinados, guardados al son del propio latido. Ritmo secreto para una danza escondida. Celebro el encuentro cercano con lo pequeño, mientras fuera las ramas de los árboles se desquitan y bailan por mí.
Marta Rodríguez – Segundo regular – Mayo 2020
Bailo
Eric Ruiz de loizaga – Segundo regular – Mayo 2020
Aprender de los grandes
Referencia: DV8 Physical Theatre
Candela Martínez – Segundo regular- Mayo 2020
Mi primera respuesta al leer la pregunta fue «no.» No danzo. Estoy estática.
Pero pensándolo un poco mejor, no es cierto. La danza no es un paso aprendido. Danza mi cuerpo cuando doy vueltas en un bosque imaginario. Danzan mis ideas entre proyecto y proyecto.
Danzan mis ojos recorriendo el espacio en blanco. Y danzo yo al son de lo que se marca, saliendo y entrando.
Así que sí. Estoy bailando cada minuto de ello.
Pablo Hunter- Primero regular- Mayo 2020
Dirección y movimiento: FLOREZCO-DESPEGO-VUELO-CONECTO
Laura Hervic – Tercero Regular – Mayo 2020
La Lagartija
Carlota Aragón – Primero Regular – Mayo 2020
Mi yo del futuro: Ante esos días desoladores, largos y cortos a la vez, a la espera de la incertidumbre, el dolor en el pecho de no saber…. El problema de la suerte es que no todo el mundo la tiene y que quien la tiene no le dura para siempre. El destino y la vida están sujetos a un cambio posible, el dolor de no controlar el futuro y el paso del tiempo. Mi familia y yo aplaudíamos a las 8 de la tarde y después cada día, cada uno elegía una música y bailábamos, quizá compartir con el cuerpo, desde otro lenguaje que no es el habitual, otra manera de hablar, dentro del dolor siempre hay un porcentaje de mínima felicidad ¿Y si ese porcentaje de mínima felicidad fuera el momento en el que bailaba con mi familia en ese confinamiento?
me estoy ahogando. La madrugada me oprime el día. El tiempo se vuelve espacio denso. Soy el primer dibujo de una niña adulterada. Me arden las mejillas canales secos y me empujan al grito, que no puede salir. La censura es más fuerte incluso que el descontrol.
Descontrolada pero censurada.
La ventana amarilla no está aquí. ¿Dónde está mi ventana amarilla?
quiero saltar quiero saltar quiero saltar
no hay suelo debajo. Cuida de mí, abandono. Mi garganta se oxida intacta está rota. Soy una dureza agrietada.
El techo está encima del cielo estoy respirando tierra.
maraña maraña maraña
sutil capa de polvo me devora. No quiero amanecer mañana y que otra vez la muerte me haya olvidado.
Llevo un par de años recuperando momentos olvidados.
Al principio eran pequeños. Cuando paseaba de noche, recordaba mis paseos nocturnos por la playa.
Creía que era nostalgia. En el buen sentido de la palabra. Pequeños momentos que me llevaban a una extraña paz.
Esta cuarentena, encerrada entre mis cuatro paredes, los recuerdos se han multiplicado y me he dado cuenta, que no era paz lo que sentía, sino una evasión de mi vida, de mi yo actual.
Lo extraño es que esa evasión, me ha recordado quien soy.
Escribo esto a las 7 de la mañana mirando el amanecer entre montañas. Por que a veces y solo a veces se me olvida que mi refugio no era mi casa, sino mi ventana.